En psicología, el término disonancia cognitiva (o disonancia cognoscitiva) hace referencia a la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones) que percibe una persona que tiene al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto, o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias. Es decir, el término se refiere a la percepción de incompatibilidad de dos cogniciones simultáneas, todo lo cual puede impactar sobre sus actitudes.
Cuando experimentamos tensión o incomodidad por la existencia de dos ideas incompatibles, trataremos de eliminarla o de evitar la situación e informaciones que puedan aumentarla. Es decir, intentaremos reducir la disonancia que experimentamos. Para reducirla podemos hacerlo de varias maneras como cambiar la conducta, alterar el ambiente o añadir nuevas informaciones y conocimientos. Así, podemos encontrar que casi todos hemos caído en disonancias cognitivas.
Es importante señalar que la disonancia cognitiva solo se produce cuando los sujetos tienen libertad de elección al realizar la conducta. Si nos obligan a hacer algo en contra de nuestra voluntad, no se produce esta tensión. Aunque convencernos de que nos obligaron también puede servir como autojustificación para reducir el malestar.
Como vemos, la disonancia cognitiva explica nuestra tendencia a la autojustificación. La ansiedad o tensión que conlleva la posibilidad de que hemos tomado una decisión equivocada o de que hayamos hecho algo incorrecto, nos puede llevar a inventar nuevas razones o justificaciones para apoyar nuestra decisión o acto. No soportamos al mismo tiempo dos pensamientos contradictorios o incompatibles, y justificamos dicha contradicción, aunque sea con nuevas ideas absurdas.
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